lunes, 28 de mayo de 2012

El Espíritu de Pentecostés en sus siete dones

Hoy traemos hasta nuestro blog un artículo del Obispo de Segovia, D. Ángel Rubio en un día muy especial para todos los católicos porque celebramos la Fiesta de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, El Espíritu Santo:

Al llegar el día de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo lugar (Hechos 2,1) y hubo dos signos, el primero perceptible al oído: “ruido del cielo”. El segundo perceptible a la vista: “vieron aparecer lenguas de fuego”. La realidad ni se oye ni se ve: “se llenaron del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diversas lenguas”.

Las maravillas de Dios en nuestra propia lengua. Los dones de Dios con nosotros. Así se pide en el Sacramento de la Confirmación – Sacramento del Espíritu- los dones para los que se confirman.

El don de sabiduría, la cual es la luz que se recibe de lo alto: es una participación especial en ese conocimiento misterioso y sumo que es propio de Dios.

Este don nos capacita para juzgar las cosas humanas según la medida de Dios, a la luz de Dios. Es un instinto especial del Espíritu Santo que nos hace saborear y gustar las cosas divinas. Con el don de sabiduría, el Espíritu Santo nos ayuda a ver interiormente las realidades del mundo, los valores auténticos de la creación, mirándolos con los mismos ojos de Dios.

El don de entendimiento, que lo eleva a contemplar, penetrar y entender los misterios de la fe. Sin esta luz sobrenatural no puede el hombre remontarse a lo alto y esta cumbre es la que se llama don de entendimiento. Con este don, los más rudos e ignorantes se levantan sobre los más sabios del mundo y pueden entender más a Dios que los más renombrados filósofos y doctores.

El don de la ciencia nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador. Estamos acostumbrados, por falta de docilidad a las luces del Espíritu Santo, a juzgarlo todo a escala humana.

Por el don de ciencia descubrimos el sentido divino de las cosas. Con este don del Espíritu Santo, el hombre no se deja deslumbrar por el brillo efímero de los seres de este mundo, no dramatiza nada, pesa el bien y el mal, usa de todas las cosas, sin excederse y siempre midiéndolas según Dios.

Por medio del don del consejo, el Espíritu Santo nos ayuda a elegir lo recto, nos enseña lo que debemos hacer en las circunstancias en que nos hallamos, porque no basta saber que una cosa es en sí buena, sino que debemos saberlo en aquel caso determinado.

Gracias al don del consejo, el Espíritu Santo puede ser, hasta en nuestros actos más insignificantes, el Maestro interior de nuestra vida.

Con el don del consejo, todo se simplifica y se ilumina bajo la acción directa y especial del Espíritu Santo.

Con el don de fortaleza el Espíritu Santo sostiene la voluntad y la hace fuerte, operativa y perseverante para enfrentarse con las dificultades y sufrimientos, incluso hasta el martirio.

En nuestros días muchos exaltan la fuerza física. Hay quienes tienen fuerza de músculos y de voluntad pero no tienen fuerza espiritual, y ceden a los impulsos de las pasiones internas y a las presiones que sobre ellos ejerce el ambiente que les rodea. El que quiere amar y servir a Dios tiene que vencer dificultades, sufrimientos y tentaciones -de dentro y de fuera- de amigos y enemigos.

La fortaleza implica, que sepamos perseverar en el bien sin cansarnos, superar toda clase de contrariedades, sufrir si es necesario, las burlas y las calumnias, soportar la incomprensión y las amenazas.

Mediante el don de la piedad, el Espíritu Santo orienta el corazón del hombre hacía Dios con sentimientos, afectos, pensamientos, plegarias que expresan la filiación respecto a Dios como padre

El don de piedad da a los superiores corazón de padre para sus súbditos y a los súbditos corazón de hijos para sus superiores. El que tiene el don de piedad se mueve a compasión de todas las miserias y se hace todo para todos. Mediante el don de piedad, el Espíritu sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con dios y para con los hermanos

Lo que más se opone al don de piedad es la dureza de corazón, que nos hace insensibles a los intereses de Dios y a la miseria del prójimo. Al contrario, el don de piedad nos comunica el amor y devoción a las personas y cosas relacionadas de algún modo con la paternidad de Dios o la fraternidad cristiana.

Finalmente el santo temor de Dios es un sentimiento de respeto ante la majestad de Dios, especialmente cuando el hombre descubre sus propias infidelidades.

Con el don de temor de Dios, el Espíritu Santo infunde en el alma cristiana un sentido profundo de respeto por la ley de Dios y los imperativos que se derivan de ella para la conducta l cristiana liberándola del «temor servil» y enriqueciéndola en cambio del «temor filial» rebosante de amor.

Nuestra amistad con Dios exige este temor a disgustarle aun con el menor pecado. Es el temor del hijo que no quiere constristar a su padre, de ahí su nombre expresivo de «temor filial».

El Espíritu de temor es inseparable del Espíritu de amor, El Espíritu Santo con sus siete dones consagra al cristiano como piedras vivas de la Iglesia y conforta a perseverar firmes en la fe y en la vida cristiana.

  Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ángel Rubio Castro
Obispo de Segovia

miércoles, 23 de mayo de 2012

domingo, 13 de mayo de 2012

ORATIO: De la Cruz a la Resurrección

De nuevo os convocamos a una nueva cita ante Su Divina Majestad.

En esta ocasión ORATIO tiene como tema principal "De la Cruz a la Resurrección", reflexionaremos en este Tiempo de Pascua sobre el paso de la Pasión a la Resurrección de Nuestro Divino Salvador.

Tendrá lugar como en las anteriores ocasiones, ante nuestros Sagrados Titulares en nuestra Capilla de la Parroquia de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol.

Dará comienzo a las 21:00 horas, momento en que será expuesto el Santísimo Sacramento para su adoración.




¡¡JESÚS SACRAMENTADO TE ESPERA!!

Los cofrades debemos serlo no durante unas horas al año sino durante toda nuestra vida, esta es una nueva ocasión para enriquecernos y madurar como católicos y cofrades.






martes, 8 de mayo de 2012


La Virgen del Alcázar, patrona de Baeza, bañada de flores en mayo


virgenalcazar
Imagen del cartel anunciador. TORNERO
Un año más, con la llegada del mes de mayo, el mes de María y de las Flores, la ciudad de Baeza se rinde ante los pies de su patrona, Santa María del Alcázar, en su camarín de San Andrés, desde donde protege y vela por los baezanos cada día.
Es en estos intensos treinta días, cuando la parroquia de San Andrés toma un aire especial, dedicando durante todas las tardes a las 20:00 horas el rezo del Santo Rosario y posteriormente la Eucaristía. Con un tinte destacable, como así se viene haciendo desde hace décadas, los sábados, día mariano por excelencia, las diferentes instituciones, colegios, cofradías, movimientos religiosos, asociaciones y devotos de la ciudad hacen ofrenda floral en el transcurso de la Eucaristía, bajo el acompañamiento de un coro diferente de la iglesia de Baeza. Estas ofrendas comenzaron el pasado día 4 de Mayo y culminarán el día 26, último sábado del presente.
En esta ocasión, como novedad, el Lunes día 14, todos los niños que este año reciban la primera comunión de las diferentes parroquias de la ciudad, realizarán ofrenda floral ante los pies de la reina de Baeza.
La Real Archicofradía, como es habitual, ha realizado un cartel conmemorativo para esta fecha, ofreciendo una magnífica instantánea de la Virgen del Alcázar frente a la puerta del cancel de la parroquia. Imagen esta de los hermanos Tornero
.