martes, 2 de marzo de 2021

HORA SANTA, marzo 2021

 ¡Queridos hermanos de Getsemaní, el Señor os conceda su Paz!

    A continuación os dejamos el texto de la Hora Santa del mes de marzo, de igual modo os animamos a que visitéis la página web HORA SANTA que tienen los PP. Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y del Huerto de los Olivos de Getsemaní.


VIGILANTES CUM CHRISTO
APPARUIT AUTEM ILLI ANGELUS DE COELO CONFORTANS EUM


“HAN LAVADO SUS VESTIDURAS EN LA SANGRE DEL CORDERO” (Ap 7,14)


    En este tiempo cuaresmal estamos invitados por el Señor a intensificar la oración con vistas a la Pascua, culminación de nuestra fe.

¡El primer jueves de abril será, en efecto, Jueves Santo!

    Desde este lugar santo, al que todos estamos convocados, nuestra oración adquiere fuerza y significado en la oración del Señor: le ayudamos en el misterio de la Redención. ¿Cómo? Ciertamente no en base a nuestras fuerzas y capacidades, sino invocando su preciosísima Sangre, que esta sagrada Roca acogió en su "palma". Me recuerda un episodio muy conocido: la liberación del pueblo elegido de la esclavitud de Egipto, el memorial de la Pascua (Ex 12). Cada familia de Israel tenía que derramar un poco de la sangre del cordero en las jambas de la puerta. Esta era la señal para el ángel de la muerte que, al verlo, no se detendría, sino que pasaría de largo, salvando al pueblo del Señor (Ex 12, 7-13). También en este relato sagrado encontramos: 1) el pueblo amenazado y sometido; 2) el mal representado por el Faraón de Egipto; 3) Dios que libera y salva; 4) a través de la sangre del cordero.


    No hacen falta grandes teólogos para intuir la fuerza de cuanto AQUÍ Nuestro Señor Jesucristo, Cordero inocente, realiza con su consentimiento al Padre: "hágase tu voluntad" (Lc 22, 42). ¡Es la verdadera Pascua!


    Me pregunto junto a vosotros: ¿qué significa este ‘signo' de la sangre derramada en las jambas de las puertas? ¿Es una referencia física en sentido estricto? ¿Son las puertas de nuestras casas de las que entramos y salimos? ¡Sería una interpretación demasiado simplista! Encuentro consolador un pensamiento: las jambas, las puertas en las que debe ser derramado el ‘signo' de su Sangre, somos cada uno de nosotros. ¡Es el "vestido de nuestra alma", blanqueadas por la Sangre del Cordero! (Ap 7, 14). Es nuestra frente, nuestro corazón, nuestros hombros, en el signo de la única cruz que nos salva. Y es como si el Señor Jesús nos dijera de nuevo: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, por tu salvación, por vuestra salvación, ...escucha mi voz" (Jn 18, 37).


    Como reza una hermosa oración, en este mes especial invoquemos su don sublime y digamos: "He aquí que te acojo, oh Sangre de mi Jesús, y te derramo sobre la Iglesia, sobre el mundo, sobre los pecadores, sobre el purgatorio..." sobre toda la humanidad.


NON MEA VOLVNTAS SED TVA FIAT
REGINA SACRATISSIMI ROSARII, ORA PRO NOBIS!

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